lunes, 23 de mayo de 2011

En las clásicas y tradicionales familias

 De algunos países, existía y todavía existe, la norma imborrable aunque no escrita, que todos los miembros de una familia, tienen asegurada su permanencia en el hogar de la misma, hasta el ultimo día de su vida. Nadie mandaba a los ancianos o discapacitados al asilo. La garantía de cuidados familiares, era sin límites de edad, ni de circunstancias. Por eso en algunas familias convivían dos, tres o hasta cuatro generaciones, lo que permitía transmitir las enseñanzas religiosas y sociales, así como educar mejor a todas las generaciones, además de cuidarse unos a otros. Ahora es normal, que cuando los hijos cumplen 18 años les fuercen, recomienden o persuadan, para que abandonen el hogar familiar y se vayan a vivir su vida a otro sitio. Eso origina que el despego a la familia, se queda incrustado en sus mentes y cuando los padres llegan, a una edad en la cual no pueden mantenerse solos, los mandan a un asilo para que allí otros les cuiden, no sus familiares que previamente, han sido cuidados por ellos.

Que confortable es disfrutar de la familia. Tener una buena familia, es un privilegio que no tiene precio. Sentirla como refugio en las angustias, peligros o incertidumbres y percibirla como receptora, para compartir las alegrías y logros alcanzados. Es también una gran satisfacción, poder presentar con orgullo a terceras personas a sus componentes, máxime si están unidos entre si. Que triste es, que debido a su mal comportamiento y ejemplo y en la sociedad, sentir vergüenza de presentar la familia a otras personas

No hay comentarios:

Publicar un comentario